seis mil millones uno

Glaube an nichts von aussen, ausser es klingt in dir selbst war.

Thursday, September 21, 2006

Oda a Monark

Veo en el calendario que hace 4 meses no escribia. Hoy para romper el hielo escribire algunas lineas.

Estoy leyendo con gran entusiasmo Rayuela, de Julio Cortazar, quien fue tal vez uno de los libros que mas marco mi juventud. Lo leimos con Juan Carlos Muhnoz tal vez en 10 grado? Pero ya no lo recuerdo. De que hablabamos? Una cita quedo en mi pagina de anuario. Esta vez mis papas me lo trajeron de regalo, pero me habia resistido a leerlo para no perjudicar el aprendizaje del aleman. Pero caramba dos ahnos sin leer algo en espahnol ya fueron suficiente. El aleman ha desmejorado claro, pero es mas por el trabajo, y la alegria lo compensa.

Gran regalo. Leo por lo menos 1 hora al dia, mientras voy y vengo del trabajo. Asi que ahora soy uno de esos seres ensimismados que van sentados sin darse cuenta de quien o que pasa a su alrededor, metidos en otra realidad.

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Otro dia iba nuevamente sentado en el ubahn y volvi a mi infancia, a los verdaderos momentos en que yo era uno con la vida. Cuando iba a jugar a la calle. Hoy a que juegan los nihnos? Salen a la calle? Vino a mi mente el recuerdo de mi BMX Monark roja, una bicicleta cuya "tijera" delantera rompi mas de una vez por intentar andar solo en la llanta de atras. Nunca pude mas de unos metros, pero era gran proeza. Lo peor fue alguna vez delante de la Olimpica, delante de muchos observadores curiosos que vieron como 64 balines de la direccion, la llanta y yo nos desparramabamos por el piso. Mi papa tenia tambien que comprarme cada rato llantas nuevas, porque era gran prueba de habilidad y hombria por supuesto ! dejar largas marcas de caucho en el suelo. 5 quiza mas metros. Por preocupaciones del trafico en general debia siempre mantenerme en la cuadra, de un lado a otro. Me divertia corriendo del perro Tufi o saltando sobre rampas hechas con ladrillos y tablas que siempre partiamos sin misericordia luego de cientos de saltos. Mas de una vez me cai. Una vez se quedo la llanta de adelante en una zanja y la cicla dio una voltereta para adelante. Yo cai con mi frente (!) contra el cemento, ni alcance a poner las manos. Me salio el chichon mas grande de mi vida. Un huevo morado y luego verde con puntos rojos que ni el mas frio de los hielos logro consolar.
Los domingos en la ciclovia habia que andar mas rapido que todos, solo cansado ya de regreso del aeropuerto, con el viento en contra y un poco en subida podia aceptar que me pasaran. Mi papa me acompahnaba al principio, pero con el tiempo no mas. Lo mejor fue cuando ya mas grandecito, pude empezar a salir de la cuadra (pero timbrar en la casa cada cierto tiempo). La avenida la esperanza estaba en construccion, y fue detenida la obra varios meses por problemas de predios. Con las lluvias lo que era la avenida se convertia en un gran rio, que formaba tambien represas con las montahnas de arena repartidas por todo lado. Era increible pedalear con media bicicleta completamente sumergida en el agua, luego volver a subir las montahnitas para volver a caer por el otro lado de nuevo en el agua llena de tierra y barro. Regresaba a la casa exausto y completamente empadado. Pero seguro eso era lo de menos. Luego seguia mantenimiento completo a la nave con aceite 3 en 1 y demas. No supe cuando deje de montar. Quiza cuando Carlos Mejia mi vecino se fue de la casa y llegaron otras aventuras a mi vida. Tampoco supe que paso con mi bicicleta, luego de estar algunos meses rayando la pared del garaje o en la sala de espera paso a otras manos, pero seguro nadie la volvio a llenar de vida como yo.
Y luego he tenido fugazmente dos ciclas mas. pero eso es otra historia. Ahora no tengo pero se que alguna me esta esperando para pedalearle con lo que queda de infancia.
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